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Entrada 8: Transcripción del capitulo

  • Foto del escritor: luvidela
    luvidela
  • 29 oct 2014
  • 5 Min. de lectura

El escarabajo verde

Recorrió el pasillo probando si alguna de las puertas se abría, hasta encontrar una sala de biblioteca con estanterías en las cuatro paredes. En el centro de la sala, frente a una mesa de madera oscura, un lector contemplaba la portada de un libro.

- El que entra por primera vez debe leer la advertencia- dijo el lector, sin mirar a Iván, y señalo un cartel escrito en letras góticas que colgaba de la pared, sobre el marco de la puerta.

Advertencia

Estos libros que pueblan los estantes no son obras comunes. A menudo a los incautos sorprenden. Y ya antes a más de un lector dejaron mudo.

A quien entra aquí nadie le impide que a la risa se entregue, aun al sueño.

Pero de algo es mejor que se cuide no debe actuar como si fuera el dueño

Si alguien seca el libro por la puerta el juego deja atrás a la maravilla y la ira del profundo,

Ahora el nombre del juego es pesadilla

El lector tenía algún año más que Iván – parecía haber crecido de golpe, porque la ropa le quedaba chica. Los botones del pecho estaba a punto de estallar. Las mangas de la camisa llegaban solo hasta la mitad del antebrazo, y cuando se levantó para saludarlo, los pantalones dejaron sus tobillos al descubierto

- ¿Tu nombre?

- Soy Iván Dragó. Esperaba que alguien viniera a recibirme

- Yo también soy Iván Dragó- dijo el otro con una sonrisa tímida, mientras le mostraba el tatuaje en su mano derecha. Exactamente igual al suyo, aunque los colores eran menos intensos. Talvez salía con un poco de agua y jabón

Entonces Iván reconoció las prendas que usaba el otro: él también había tenido años atrás, una camisa a rayas rojas y blancas y un pantalón azul y zapatillas negras.

- Yo soy el verdadero Iván Drago

- Yo no, gracias a dios. Soy un Iván Dragó profesional.

- Un Iván falso

- Falso no. Profesional. Trabajo de esto. Me contrataron para ocupar tu lugar en las representaciones

- ¿Qué clase de representación?

- Tu vida, allá afuera

El otro fue hasta los ventanales. Lloviznaba. Desde allí se veía el viejo parque de diversiones, con algunos juegos a medio desarmar. Autitos chocadores que ya no chocaban a nadie, caballos de calesita sin cabeza y esqueletos del Tren fantasma bloqueaban los caminos del parque. El puesto del tiro a los patos permanece intacto, bajo una fuerte iluminación. Los patos brillaban, recién pintados.

En el fondo, el viento mecía un ojo gigantesco. Cuatro sogas mantenían al globo atado al suelo. Era idéntico al que habían usados sus padres para desaparecer del mundo

- ¿Qué es todo esto?- Pregunto Iván casi sin voz

- Morodían organizó una representación para que los dibujantes pudieran tener un modelo como inspiración. En los rincones del parque hay réplicas de tu cuarto, del museo de Zyl, de la casa de tu abuelo. Cuando el juego está listo se abrirá el Parque Profundo y los visitantes dispararan a los patos de latón, como Iván Dragó hizo una vez y trataran de no acertar, para ser fieles a su héroe. Entraran a su cuarto, donde habrá un televisor con las imágenes de lucha sin fin; subirán a una réplica del colegio possum, que se hundirá entre temblores, y asistirán al último viaje de sus padres…

Iván se apartó de la ventana

- Quiero ver a Morodian

- Imposible, durmiendo

- Puedo despertarlo

- El sueño es trabajo. Las pesadillas son la parte más dura del oficio. Quizás te guie hasta allí, si me prometes no despertarlo.

- Prometo…

- pero no todavía no… solo cuando entres en el sueño profundo. Falta una hora. Mientras tanto todos los libros están a tu disposición

Iván recorrió las estanterías. Una escalera permitía alcanzar los volúmenes más altos. La escalera tenía en su parte superior dos garras de bronce, que se enganchaban en un barral. Subió hasta la cima de la escalera. Su cabeza rosaba el techo de la biblioteca. No reconocía ninguno de los libros que tenía frente a sus ojos

- ¿Son libros sobre juegos?

- No, cada libro es a la vez un juego. Hay que tener mucho cuidado al abrirlos. Nunca se sabe de qué tipo de juego se trata

El falso Iván le mostro el libro que había estado hojeando. Era un libro troquelado. Al abrirlo, apareció un castillo.

Paginas -En las primeras páginas todo parece fácil – dijo el falso Iván – pero a medida que uno entra en el juego…

Desplego con cuidado las paginas siguientes. En una surgieron dos torres; en otra se multiplicaron las murallas. En la quinta o sexta página, el castillo ya había invadido la mesa. Cuando el falso Iván abrió el puente levadizo, por allí avanzaron unos caballeros de papel plateado con las lanzas a ristre. Las tapas del libro se habían perdido de vista, devoradas por la construcción que despegaba.

- ¿Todos son así?

-Todos son distintos

Desde el cuarto peldaño de la escalera, Iván tomó un volumen azul. En la tapa se veía el dibujo de una nube y caracteres chinos. Al abrirlo, un chorro de agua cayó desde sus páginas y le mojo las zapatillas.

- Tenía entendido que había que había una nube dentro de ese libro – dijo el falso Iván-. Bueno, se ha largado a llover.

Iván lo dejo en su sitio.

- No te desanimes. Hay tantos libros…

Alcanzo uno titulado El arte del rompecabezas “Al menos”, pensó, “está escrito en español”. Cuando intento abrirlo, el libro se deshizo en una multitud de piezas para encastrar. Eran tan pequeñas que reconstruirlo podía llevarle todo el resto de la noche.

- ¿No hay un libro que pueda leer?

- Cerca de tu mano. Ahí, El escarabajo verde. ¿Te interesa el mundo de los insectos?

En la tapa se veía el lomo de un escarabajo verde con lunares negros. Temió que fuera un libro para niños.

El libro era pesado y cuando lo quiso bajar algo se movió en su interior con brusquedad. Iván, asustado lo soltó. El libro cayó al suelo con un ruido metálico.

- ¿Lo rompí? – pregunto Iván.

Pero el libro no parecía roto en lo absoluto. Entre sus páginas se activó algún mecanismo. La portada del libro tembló y tres patas negras aparecieron de cada lado y luego asomó una cabeza de insecto con dos antenas de metal. El libro, ya convertido en escarabajo, cruzó la sala y escapó por la puerta entreabierta.

El falso Iván señaló el cartel:

- Ahí dice con toda claridad que no hay que sacar los libros de la sala.

- Pero yo no lo saque……Se escapó.

- Quien toca un libro es responsable de él hasta que vuelve a su lugar en la biblioteca. No importa a donde valla o en que se transforme. Si no, como dice el papel conocerás la ira del profundo

- ¿El profundo?

- Morodian, el señor profundo. Ese es el título que se ha dado a sí mismo.

Iván se acercó a la puerta abierta, pero el escarabajo no se veía por ninguna parte. Quizás hubiese desaparecido en el fondo del pas

- Sera mejor que vayas a buscarlo – dijo el falso Iván-. Ahora el nombre del juego es pesadilla

Para escuchar el cuento: SPREAKER


 
 
 

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